Para celebrar la «Plaza»

Luego de publicada, Martín, fiel a su estilo, me preguntó de manera muy tranquila: «¿Y para cuándo la siguiente?».

Así que volví a escribir, borrar, dormir poco la noche anterior a la entrega y, sobre todo, disfrutar mucho de este particular trayecto de La maquila, que personalmente me ha dado tanto. Esto empezó por las profundidades del derecho laboral y los derechos humanos para llevarme, por razones que ahora agradezco —y que seguramente agradecen también los derechos laborales y humanos—, de regreso a mi verdadera y confesa pasión por el rock como un elemento de eso que en algún punto llamamos, con cierta ingenuidad, contracultura.

El rock es ahora un género anciano. La muerte de sus grandes figuras en los últimos años nos demuestra que nada es para siempre. Sin embargo, el rock no agoniza. Quiero creerlo así cuando escucho la poderosa lírica de Jeremy, de los Pearl Jam, o cuando escucho el discurso emotivo de los Rocking 1000 luego de interpretar Learn to Fly, que reciben como la mejor respuesta un «che bello, Cesena» de un tipo que no lo duda y toca con una pierna rota para recordarnos que esto también se trata de cumplir sueños.

Los festejos de los cinco años de Plaza Pública empezaron con la presentación de My Life in Juárez, que recopila los escritos de Juan Carlos Llorca. Y para mi sorpresa, el texto elegido para la lectura final era aquel que usa como pivote a Soda Stereo y la muerte de Gustavo Cerati.

Por ahora cierro esta maquila con la canción con que Led Zeppelin cerraba sus conciertos:

It’s been a long time since i rock and rolled
It’s been a long time since i did the stroll...

¡Hay razones para festejar!