Hay políticas públicas que requieren un diálogo regional por el impacto que los efectos de esta política pública pueden tener en otros países.
Muchos de los temas que requieren la generación de una política pública traen consigo carga ideológica. La principal discusión está en función de la regulación o participación del Estado en decisiones que algunos consideran de exclusiva potestad individual.
El tema de la despenalización, descriminalización o legalización de las drogas (todas cosas muy diferentes) es uno de los que más discusión genera en este sentido. Como planteo al inicio, en cualquier política pública debemos plantear los objetivos claros, establecer mecanismos de debate, y generar consensos. Para esto necesitamos contar con información adecuada para saber dónde estamos, qué queremos lograr y cómo lo medimos. Aquí está el tema más delicado.
Hay dos argumentos principales para quienes proponen la legalización o despenalización de las drogas: Es potestad del individuo hacer lo que quiera y mientras no haya víctima no debe haber delito y eliminando la ilegalidad se disminuye el incentivo económico para participar en el negocio y por ende disminuye la violencia. Los ejemplos varían desde la prohibición de principios del siglo XX en Estados Unidos con la ley Volstead y el ejemplo de algunas ciudades o países (Amsterdam y Portugal) con respecto a las drogas.
El problema es que no podemos discutir una política pública de esta forma. Debemos generar una política pública integral que incluya desde la educación y efectos que causa el consumo de alcohol, el cigarro y otras drogas, el tratamiento de adictos y persecución penal de criminales o la despenalización. En este último caso debe haber una propuesta concreta que establezca si es legalización o despenalización, de qué drogas estamos hablando, en qué cantidades, a quiénes, dónde se puede vender, quién los regula, qué impuestos se les cobran y una infinidad de preguntas que son indispensables para tomar decisiones de política pública integrales.
Las autoridades de algunos países o ciudades que han intentado esta vía no han legalizado las drogas, solo han despenalizado ciertas drogas (marihuana y hashish principalmente), en cantidades de consumo personal, para la venta a adultos y en ciertos lugares específicos o para usos medicinales. Hay ejemplos en mayor o menor escala alrededor del mundo en relación a la despenalización, pero todos, sin excepción, forman parte de una política pública integral que incluye temas de acceso a información, educación, salud pública y seguridad nacional.
Después de más de 30 años de la despenalización Holanda nunca hizo el siguiente paso, liberar el tráfico u otras drogas. La mayoría de ciudades capitales de Europa que no despenalizaron ninguna droga tienen iguales o menores índices de crímenes violentos que Amsterdam. La despenalización per se no disminuye la violencia.
En Guatemala entre el 10 y el 15% de los crímenes violentos están directamente relacionados con las drogas. Otro 10 a 15% están vinculados a otros delitos que maneja el crimen organizado como extorsiones, secuestros, trata de personas, armas y sicariato. Pero entre el 60 y 70% de los crímenes violentos tienen que ver con problemas personales no resueltos civilizadamente, violencia intrafamiliar, celos o problemas de faldas, deudas no pagadas y envidia. La despenalización per se no disminuye la violencia.
La discusión de este tipo de políticas públicas es demasiado importante para dejarlo exclusivamente en discusiones ideológicas, emotivas, de interés de consumo personal o ignorar el impacto general que tienen este tipo de decisiones en lo familiar, social y salud pública.
¿Queremos atacar el corazón del negocio despenalizando? ¿Por qué no atacamos el corazón del negocio quitándoles los frutos del negocio? Esto se logra con la ley de extinción de dominio, leyes de lavado de dinero, levantar el secreto bancario y perseguir a las estructuras de crimen organizado. Estas estructuras no van a dejar de operar ni reducirán sus operaciones debido a la despenalización de algunas drogas, su negocio seguirá operando.
Necesitamos diseñar Políticas Públicas integrales y no Ocurrencias Públicas dispersas.
Dios los bendiga y les recuerdo que toda la gloria, la honra y el honor son siempre para Jesús.
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