Refuge lleva a cabo este tipo de jornadas en distintas partes del país. De hecho, ya tenía algún tiempo de querer llegar, pero la oportunidad no terminaba de cuajar. Fue la terquedad incansable de mi hija Isabel y de nuestra amiga Monse, quienes han trabajado de traductoras del inglés al español para otras jornadas y conocen bien la necesidad que hay en Purulhá, la que las llevó a insistir en esta iniciativa.
En febrero vino la organizadora, Kimberly, a visitar diferentes comunidades para decidir estratégicamente el lugar más adecuado para atender. Mi equipo de trabajo en Purulhá y yo decidimos convertirnos en puentes para conectarla con algunos líderes locales. Luego de muchas llamadas, visitas, citas, reuniones y gestiones en busca de una alianza local, finalmente se logró concretar lo que fue una fiesta de salud para mi comunidad.
Las cosas comenzaron a tomar forma: la directora del CAP, la doctora Berta Ramos, y su equipo, a pesar de la campaña de vacunación, iniciaron un censo comunitario para convocar a personas con necesidad de atención. El señor alcalde, Memo Ramos, inmediatamente se unió al esfuerzo colectivo y colaboró con el traslado de los médicos desde el aeropuerto hasta Purulhá. El director de la escuela urbana y la Dirección Departamental de Educación nos facilitaron el uso del espacio.
La iniciativa privada y varias personas individuales también se hicieron presentes. Sembrando Futuros, un grupo de voluntarios de la ciudad, apoyó con la preparación de los alimentos para los médicos. Gestionaron otro tipo de apoyo: mantequilla de maní y ropa para las familias de los pacientes, café para los médicos y voluntarios y refacción para todas y cada una de las personas atendidas. Cargo Expreso apoyó con transporte de insumos. Emprendedores locales como Cellcenter, papel higiénico Saq Ru, la reserva natural y hotel Country Delights y el Convite de San Antonio agasajaron a nuestros invitados. La Ciudad de la Esperanza, un proyecto hermoso en Cobán, nos apoyó con atención de seguimiento.
Normalmente, las consultas tienen un precio simbólico. Nosotros sabemos que este es prohibitivo para personas vulnerables, que son quienes más necesitan atención médica. Aportamos, pues, nuestro trabajo para atender a más personas sin costo. Es ejemplar el aporte de más de 100 comunitarios voluntarios: los alfabetizadores comunitarios del Conalfa en traducción.
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Los estudiantes de Nuestra Escuela trabajaron incansablemente en comisiones de atención al público, limpieza, registro de pacientes, coordinación de mobiliario, cuidado de la puerta y guía de pacientes hacia clínicas, laboratorio y farmacia. Entre otras acciones, llevamos a pacientes delicados a la puerta de su casa. Las madres de los niños más pequeños participaron en cocina y mantuvieron impecables los sanitarios. Todo esto, documentado por la magia de German Velázquez Fotografía.
La convocatoria fue realizada por compañeros que conocen las comunidades con pertinencia cultural en idioma q’eqchi’ y con la colaboración de Radio Ranchera. Por las mañanas yo repartía los 80 turnos que los médicos (trabajando hasta diez horas diarias) tenían capacidad de atender. Fue duro ver cómo llegaron centenares de personas con enfermedades serias que han sobrevivido de manera precaria. Por acá constantemente fallecen las personas sin enterarse del motivo de su enfermedad. Lo más duro fue ver cómo algunos venían de otros departamentos desde la noche anterior y amanecían bajo el agua con tal de lograr un turno, aunque diariamente más de 300 personas, muchas de comunidades lejanas, no lograban atención.
Finalmente, 420 personas fueron atendidas con dignidad y respeto. A cada una se le brindó la mejor atención y traductores de inglés, español e idiomas mayas. Las recibimos con pan y bebida caliente y les entregamos vitaminas, desparasitantes, medicamentos (pacientes con enfermedades crónicas los recibieron hasta para cuatro meses, mientras la jornada vuelve en enero). Se programaron cirugías urgentes para la semana entrante en una jornada en San Raymundo y se cubrieron los gastos de exámenes preoperatorios.
Así logramos coordinación interinstitucional entre los ministerios de Salud y Educación y la Municipalidad de Purulhá en alianza con la iniciativa privada, oenegés y la comunidad. Todo salió bien porque trabajamos en un sistema colaborativo sin protagonismos, pero es importante tener presente que esta es solo una manera de abordar necesidades que son responsabilidad exclusiva del Estado.
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