Spiegeler, hermano de mis amigos

Te enseña a compartir, a compartir tus ideas, tus días, tu comida, tu descanso, tu cansancio. Cualquier cosa que se pueda compartir aprendés a compartirla haciendo cine.

Hacer cine es tener muchas casas, ser de muchos lugares, tener una familia grande. Te cambia. Te da. Te da imágenes. Te da amigos, hermanos, historias, memorias, películas, sueños. Te da encuentros, momentos, lugares, alegrías y llantos, que a veces son mares, mareas altas, tormentas y calmas, puertos y puertas que se abrieron, puertas que se tocaron, que se cerraron. Te enseña a hablar, a comunicar. Te lleva, te mueve, te ve. Te ve.

Te ve diferente. TV diferente. Cine independiente. Imágenes propias. Ganas de cambio, que cambien las reglas de todos los juegos. El cine te quiere. Te quiere en la calle, filmando la historia, haciéndote parte de la memoria, haciendo memoria, recordando la vida, celebrando la vida.

Cuando hacés cine, tu cine resuena y se queda por siempre. Todo lo que viste a través de ese lente, las jornadas largas, más de doce horas, todo el trabajo frente a la computadora. TV diferente. Cine independiente. Te ves diferente cuando hacés cine y lo hacés para la gente, con la gente. Documentar la realidad para que un día sea diferente. Creer que el cambio es posible. Creer en el futuro aunque no sea visible.

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Hacer cine, dejarlo todo en el cine, darlo todo por el cine. Hacer cine es creer, creer con el alma que vamos a algún lugar, y, aunque ya no nos acompañés a caminar, dejarlo todo en el cine, darlo todo por el cine.

Es tener muchas casas, ser de muchos lugares, tener una familia grande. Te da amigos, hermanos, historias, memorias. Cuando hacés cine y el cine te toca (y te toca partir), te vas en un barco, un barco pirata, un barco de lucha. Te encienden velitas de cuatro colores, te piensan, te quieren, te ponen flores, se une la gente, se unen los países. Y sí: hay días muy grises. También duele el cine, perder un aliado, decirle adiós al muchacho despeinado.

Se queda el amor. De aquí no te vas. «Porque comunicar nuestras propias historias es indispensable para la justicia y la paz».