Los suicidios en Guatemala son cada vez más frecuentes, según datos del Ministerio de Salud. En los primeros 10 meses de 2016 se han reportado 388 suicidios, cifra que en 10 meses supera los casos totales reportados en el año 2015, que suman 355.
Algunas de las causas más frecuentes que llevan a las personas a tomar esta decisión son la ansiedad y la depresión, enfermedades que deben ser tratadas como cualquier otra. De esta manera, se hace necesario buscar los mecanismo...
Los suicidios en Guatemala son cada vez más frecuentes, según datos del Ministerio de Salud. En los primeros 10 meses de 2016 se han reportado 388 suicidios, cifra que en 10 meses supera los casos totales reportados en el año 2015, que suman 355.
Algunas de las causas más frecuentes que llevan a las personas a tomar esta decisión son la ansiedad y la depresión, enfermedades que deben ser tratadas como cualquier otra. De esta manera, se hace necesario buscar los mecanismos para eliminar los estigmas que se tienen sobre este tipo de trastornos, reto que no solo le corresponde al Ministerio de Salud, sino también a la sociedad en general, para evitar que los casos sigan en aumento.
En su obra El suicidio, Durkheim plantea que, en las sociedades que cuentan con una fuerte cohesión y solidaridad orgánica, la tasa de suicidios será menor, ya que la estrecha relación con el grupo al que se pertenece sirve como freno a la voluntad de suicidio. Recientemente, Guatemala ha sido catalogado como uno de los países más generosos del mundo, con el primer lugar a nivel latinoamericano. El problema es que esta generosidad se ve reflejada solamente cuando ocurren desastres dentro y fuera del país. De lo contrario, los problemas por los que pueda estar atravesando otra persona nos son indiferentes.
Como menciona Durkheim en su obra, una de las cuatro clases de suicidio que existen es el suicidio fatalista, que se produce en los lugares donde las reglas a las que están sometidos los individuos son demasiado firmes, de modo que estos conciben la posibilidad de abandonar la situación en la que se encuentran. El reciente caso del exministro de Finanzas Pavel Centeno evidencia que actualmente haber sido funcionario público es sinónimo de miedo ante el fortalecimiento de los entes investigadores y de justicia. Esto, a pesar de que, como se menciona en el comunicado oficial del Ministerio Público y de la Cicig, no iban tras él, sino tras Ronald Giovanni García Navarijo, gerente del Banco de los Trabajadores.
Ante esta situación, es evidente la necesidad de una sociedad más solidaria, que sea sensible al dolor y al sufrimiento ajenos y que sea capaz de idear mecanismos que vayan más allá de la información para que de alguna forma se pueda evitar este tipo de acontecimientos, que solo demuestran, como decía Durkheim, una falta de cohesión social. Esto, sin mencionar la imperante necesidad de que el Ministerio de Salud permita que más personas tengan acceso a tratamientos de salud mental, ya que, según la asociación Alas pro Salud Mental, solamente el 1 % de la población del país tiene acceso a dichos medicamentos.
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