Los días transcurren, atropellan la banalidad, la cotidianidad. Todo merece ser contado. Lecciones diarias se instalan a la espera de ser escuchadas. Hoy son los caminos, los recorridos de quienes cosechan, de quienes transforman, de quienes entregan a nuestra mesa.
No solo qué, sino cómo. Nuestros modelos de consumo son mucho de nuestra filosofía de vida. Las lecciones del encierro de unos provocan la adaptación de otros. Caminar con mirada corta e incierta. Conocíamos poco o nada de ...
Los días transcurren, atropellan la banalidad, la cotidianidad. Todo merece ser contado. Lecciones diarias se instalan a la espera de ser escuchadas. Hoy son los caminos, los recorridos de quienes cosechan, de quienes transforman, de quienes entregan a nuestra mesa.
No solo qué, sino cómo. Nuestros modelos de consumo son mucho de nuestra filosofía de vida. Las lecciones del encierro de unos provocan la adaptación de otros. Caminar con mirada corta e incierta. Conocíamos poco o nada de esa forma de relacionarnos. Cada intento por permanecer, por no desaparecer, es descubrir la transformación en tiempo real. Es dejar la piel vieja y aceptar que a la nueva le falta experiencia, le faltan raspones y un buen trecho para el callo.
Tenemos el permiso. Tenemos la responsabilidad. Cocinas operando a media luz, pero a todo vapor. Motoristas a sus motos, mochilas a sus espaldas. Y ahora llueve. Sobre mojado, dicen. Desde el privilegio de mis cuatro llantas vi el aterrizaje de un repartidor bajo la lluvia. Nada grave, pero el riesgo aumenta a cada kilómetro que recorre.
[frasepzp1]
Sale pedido. Sale moto. Sale pedido. Sale moto. La logística que supone este modelo es engañosa. El costo de la movilidad y el riesgo que se le acuña es enorme. De pizzaiolo a repartidor, de panadera a repartidora, de mesera a repartidora, de cocinero a repartidor, de administradora a repartidora. Nos adaptamos o nos esfumamos. Y en medio de este ejercicio crece la empatía por aquellos y aquellas que llevaban la vida esquivando el riesgo en dos llantas para satisfacer el encierro escogido de muchos. Respeto a los que asumen esta responsabilidad. Verla ahora, verla con otros ojos, desde la experiencia de asumirla, obliga a repensarla. Cómo la volvemos segura. Cómo la hacemos viable. Cómo dignificamos el modelo.
Hay belleza en llevar alimento a las personas. La sonrisa que recibe devuelve sentido a la exposición. Comenzaron las lluvias, y las sonrisas se han transformado en mensajes dilemáticos. Te hago pedido, te ayudo, te expongo.
Sobre dilemas se siembran reflexiones. Toca repensar mucho. Toca repensar siempre. Hoy pienso en la movilidad. Acortar distancias. Estirar tiempos. Demos voz a las rutas del alimento. Dibujemos mapas de tierra fértil. No acaparemos producto. Repliquemos experiencias en el paisaje que nos corresponda. Porque los huevos que desde Chisec yo quería en zona 4 ya no pueden llegar. Esa realidad ha hecho que hoy esa cooperativa de mujeres y sus huevos rebeldes vendan toda su producción allá. Y tal vez eso tiene más sentido. Al consumo local toca darle más vueltas.
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