Ilusión tiene cuatro definiciones: «Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos». «Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo». «Viva complacencia en una persona, una cosa, una tarea, etcétera». E «ironía viva y picante».
En medio de una campaña confusa y convulsa, como la que se suscita este año, con desinformación por doquier, y en la que la incertidumbre pone ritmo a los pasos relevantes, Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, han empezado a correr contrarreloj con miras a conseguir el mayor caudal votante en el balotaje del 20 de agosto.
Para el efecto, una y otro, además de ir de pueblo en pueblo y a cualquier espacio donde los llaman para proyectar sus voces, saturan radio, televisión y redes sociales con mensajes para que su oferta penetre, convenza o persuada. En ese marco, de aquí al 14 de enero de 2024 todo será posible escuchar en la y el presidenciable en cuanto a que aliviarán las condiciones de vida.
Más y mejores carreteras, más y hasta gratuitas medicinas, más y bien remunerados empleos, más y efectiva educación, más y productivos emprendimientos, más y más de lo bueno y necesario garantizan quienes persiguen conducir el Organismo Ejecutivo. No han afirmado que reducirán impuestos y menos que crearán otros, pero probablemente lo manifestarán si alguien llegara a tocarlo.
Una campaña electoral de carácter nacional se compone de diversos elementos. Junto a la figura protagónica, el/la candidato/a, es importante que la ciudadanía considere al equipo humano y la propuesta programática de la plataforma política. Por ello, ahora que la cuenta es regresiva para emitir el sufragio, las fuerzas en contienda deberían aclarar el panorama en estos rubros.
Como en los mítines, vallas y anuncios electrónicos la UNE y Semilla exponen «qué harán» si llegan a gobernar, en los días previos a las votaciones es fundamental que argumenten «cómo lo harán». En esa línea, para los ámbitos de infraestructura, seguridad, trabajo, salud, educación y demás aristas del andamiaje estatal, es oportuno saber quiénes encabezarán los ministerios y secretarías en que se respaldará la gestión de Torres o Arévalo.
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Sin duda, poner nombre y rostro a cada uno de los despachos que integrarían el gabinete contribuirá a, idealmente, fortalecer los discursos de Torres y Arévalo. En especial reducirían las dudas o resquemores que ella o él puedan despertar. En otras palabras, tener de su lado al personaje idóneo por trayectoria, capacidad, experiencia en la administración pública y honestidad comprobada, permitirá creer que podría concretarse lo que hoy se ve como una declaración etérea.
Con base en lo indicado, quedan pocos días para que los aspirantes aprovechen la coyuntura y anuncien quiénes serán sus 14 ministros/as y 12 secretarios/as, mientras que los 22 gobernadores podrían conocerse más tarde. Por supuesto, en la ecuación entra lo que está ocurriendo tras bambalinas en ese pulso que determinará el rumbo del próximo cuatrienio. Sin embargo, es impostergable que la ilusión se estimule entre quienes apuestan por el valor del voto, pero sustentado en la segunda o tercera de las acepciones del término, pues quedarse en la primera o en la cuarta significaría un no querido «tanto para nada».
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