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Miguel Ángel Hernández respeta el toque de queda decretado por el gobierno quedándose en su casa, encima de un árbol entre los dos carriles de la calzada Roosevelt. Simone Dalmasso

Toque de queda encima del árbol

La Torre del Reformador, al atardecer, en la desolación del estado de toque de queda. Simone Dalmasso
Trabajadores del servicio a domicilio Glovo esperan su pedido frente a la entrada de una famosa cadena de comida rápida. Simone Dalmasso
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Toque de queda encima del árbol

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Fue el segundo día de toque de queda, el primero de la semana laboral para la mayoría. Para el final de la tarde, 85 connacionales deportados desde El Paso, Texas, quedaron atrapados en las instalaciones de la Fuerza Aérea Guatemalteca, dos de ellos, con temperatura alta, fueron transportados urgentemente al hospital de Villa Nueva. Mientras tanto, las calles de la ciudad se vaciaron por completo a las 16:00 horas en punto.

Algunos puntos de atasco, como la entrada a Mixco, tardaron un poco más en cumplir con el nuevo decreto gubernamental pero, en general, la segunda parte de la tarde fue un extraño desierto de luz oblicua del atardecer, atravesando calles y avenidas sin que un solo transeunte se mostrara. Vagabundos a pie y trabajadores de empresas de servicio a domicilio en motocicleta, las excepciones, entre pocas otras.

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También fue el segundo día en que Miguel Ángel Hernández acató la orden gubernamental y subió a su árbol, en el diminuto pasillo floral que separa los dos gigantescos carriles de la calzada Roosevelt, entre el homónimo hospital público y el centro comercial Miraflores. El hombre, quien declaró tener 59 años, a pesar de una apariencia más joven, aseguró llevar tres años pasando las noches encima de su árbol.

Las noches solamente, porque, hasta dos días antes, difícilmente el tráfico, el ruido, la contaminación y cuantos más estorbos, hubieran permitido a este personaje descansar en total tranquilidad en su propio hogar. Seguramente, sólo gracias al toque de queda, pudimos darnos cuenta del insólito hogar de descanso de Miguel Ángel Hernández, y de una forma más de aguantar la vida en la caótica metrópoli.

Simone Dalmasso

 

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