En mi opinión, este es un acuerdo que apesta, ya que Guatemala asume toda la responsabilidad de encerrar y mantener a los migrantes y refugiados que pasan por este país y a aquellos que Estados Unidos considere necesario deportar hacia acá, de modo que ese país se libre de lidiar con los costos humanos de una crisis humanitaria en potencia.
Con este acuerdo, Guatemala se convertiría en un centro de detención, al igual que muchos países en la región del Pacífico. Algunos ejemplos son las islas Manus, Nauru y Papúa Nueva Guinea, que le sirven como centros de detención a Australia. Bajo este esquema, dichas islas, con financiamiento australiano, se encargan de detener a migrantes y refugiados en proceso de obtener visa para Australia.
Sin embargo, lo que nunca se menciona son los costos humanos que día tras día sufren los migrantes y las fuerzas de seguridad y humanitarias en dichos centros. En 2018, el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU encontró a Australia responsable de la detención arbitraria de varios refugiados desde 2009. Además, por el tiempo indefinido de su estancia y la falta de certeza de que obtendrán una visa, los refugiados y los migrantes han padecido de trastornos mentales que han llevado a algunos de ellos a provocar revueltas, a abusar de mujeres y de niños, al suicidio, etc. Esto ha sido visto con indiferencia por parte de Australia y ha provocado una respuesta violenta de parte de las autoridades de estas islas y de compañías contratadas por el Gobierno australiano para mantener la seguridad pública.
Como se ve en el caso de estas islas, con este acuerdo Guatemala puede tener un siempre creciente número de migrantes y refugiados por tiempo indefinido, sobre los cuales asume total responsabilidad. No hay que olvidar que, aunque Estados Unidos proveerá cierta asistencia humanitaria, militar y económica, será responsabilidad de Guatemala vigilar y mantener a estos migrantes y refugiados, así como de evitar que salgan del país. Tal responsabilidad nunca se delega ni concluye, como lo establecen el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención Americana de Derechos Humanos y la Constitución de Guatemala.
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Entonces, Guatemala sería el responsable absoluto de las condiciones de estos refugiados y migrantes, incluyendo su estado mental, su seguridad física —especialmente la de menores y la de mujeres—, alimento, vivienda en condiciones dignas —acceso a agua, medicamentos y comida—, educación de menores, etc. Además, los hijos de los migrantes nacidos en Guatemala tendrían la nacionalidad guatemalteca. A su vez, me pregunto qué pasará con aquellos refugiados y migrantes que no obtengan visa y que no puedan regresar a su país de origen. Guatemala tendría que asumir su cuidado e integrarlos a la sociedad. ¿Ha pensado en esto el Ejecutivo? No hay que olvidar que Guatemala se encuentra bajo la jurisdicción de la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de grupos específicos de derechos humanos, como el relacionado con la detención arbitraria, que velarían por la situación de estos migrantes ante violaciones de derechos humanos dentro del territorio guatemalteco.
Por su parte, Estados Unidos no pertenece a estas jurisdicciones internacionales y no tiene la obligación de responder por violaciones de derechos humanos de migrantes y refugiados cometidas en Guatemala. Se quedaría únicamente con la obligación de procesar a estas personas (sin tiempo definido y sin garantizarles una visa al final de su procesamiento) y de proporcionar cierta asistencia humanitaria y económica. Sin embargo, si las fuerzas estadounidenses fueran responsables de violar derechos humanos de migrantes, no tendrían responsabilidad porque, primero, Estados Unidos no forma parte de ninguna jurisdicción internacional y, segundo, porque estoy seguro de que este no aceptaría tales condiciones frente a una Guatemala que se ha arrodillado ante Trump.
El gobierno de Jimmy Morales no sabe a qué se compromete y, a menos de seis meses de salir, busca adquirir un compromiso de Estado de consecuencias inciertas. Quedará en nuestras manos tener una mente abierta y ofrecerles a estas personas necesitadas la hospitalidad chapina por la que se nos conoce. Esto, si se llevara a cabo dicho acuerdo, ya que Jimmy Morales no lo hizo con una intención humanitaria, sino con la de preservarse y de quedar bien con otro Gobierno.
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