En 1998, con motivo del centenario de su nacimiento, la Academia Guatemalteca de la Lengua (correspondiente de la española) convocó a un certamen de ensayo (junio de 1998) para ser premiado el año siguiente. El tema tenía que versar sobre el legado literario de Asturias o acerca de facetas no conocidas de su personalidad. El premio único fue otorgado a un trabajo mío que titulé La fenomenología religiosa en la obra El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias. Nunca fue publicado.
Para lograrlo, sin perjuicio de treinta referencias bibliográficas, tuve que recurrir a la tradición oral de Salamá, Baja Verapaz, donde Miguel Ángel Asturias vivió entre sus 4 y 8 años de edad. También, a los archivos eclesiásticos de la Iglesia de San Mateo Apóstol en la misma ciudad, asimismo, a registros similares de la Catedral de Santo Domingo de Guzmán, de Cobán, Alta Verapaz.
En ese año de 1998, aún era posible dialogar con personas cuyos ascendientes fueron compañeros de juegos de Miguel ángel Asturias. El periodista salamateco Fulvio Alirio Mejía (+) logró entrevistar a los hermanos Francisco, Daniel y Ricardo Peláez quienes convivieron con Asturias entre 1904 y 1908. Dicha entrevista quedó escrita en un ejemplar del periódico Minerva que se halla archivado en la Hemeroteca Nacional.
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El ensayo consta de tres partes. La primera corresponde al contexto histórico, social y religioso de Asturias entre sus cuatro y ocho años de edad; la segunda es atinente al desarrollo psicológico del niño, vinculando la evolución de su pensamiento social, moral y religioso con las vivencias que encarnó durante las etapas de su desarrollo psiconeurobiológico en los periodos Intuitivo (cuatro a siete años) y de Operaciones concretas (siete a once años) de acuerdo a la clasificación de Jean Piaget (psicólogo suizo, obligado autor de referencia); y la tercera, es el estudio de sesenta y un acontecimientos religiosos que se pueden documentar en su novela El señor presidente y que pueden clasificarse dentro de la piedad popular, la teología fundamental y dogmática de la Iglesia católica, la dimensión profética de la obra, y la protesta contra la estructura eclesial de la época.
De esas investigaciones documentales, de la oralidad de los pueblos y de campo, puedo compartir entonces, algunas circunstancias poco sabidas de nuestro Premio Nobel de Literatura. Las numero a continuación.
1. Miguel Ángel Asturias nació y creció en el seno de una familia católica que estaba en desacuerdo con el gobierno liberal de Manuel Estrada Cabrera. Su ascendiente materno, el coronel Gabino Gómez, acogió a su familia nuclear en Salamá cuando tuvieron que salir de la ciudad capital a causa de la persecución política que desató contra ellos El tirano de los 22 años.
2. Al llegar a Salamá se insertó en una sociedad tradicional, arraigada a sus costumbres y creencias, y también, fuertemente golpeada por el liberalismo (y en su momento, identificada con el conservadurismo sin ser conservadora). Aunque era un niño, llegó casi en condición de refugiado.
3. Entre los cuatro y diez años de edad tuvo múltiples experiencias religiosas, costumbristas, de tradición popular y de piedad propias de los pueblos de Guatemala adentro. El templo parroquial de San Mateo Apóstol, en Salamá, se convirtió en su segunda casa. Allí, según el conocimiento ancestral, pasaba no pocas horas contemplando la imagen del Señor Crucificado. En El señor presidente se refiere al Señor Crucificado identificándolo con una persona sufriente.
4. Siendo monaguillo, se inició en el conocimiento de elementos básicos de teología y latín bajo la dirección del párroco de Salamá, fray Domingo Arroyo. Igualmente, con la tutela de los religiosos exclaustrados que se encontraban al servicio de dicha parroquia.
5. Tuvo en Salamá la vivencia de enfrentarse con la realidad socioeconómica del país en las rancherías, donde niños de su edad, trabajaban para subsistir.
6. A su regreso a la población capitalina (entre los 9 y los 10 años de edad), encontró a la población muy dividida entre liberales y conservadores. Además, conoció de cerca la corrupción y la descomposición social y política que caracterizó ese lapso histórico de Guatemala.
7. Continuó su formación religiosa bajo las enseñanzas del presbítero Pedro Jacinto Palacios, que, si bien pudieron ser distintas en el orden filosófico, teológicamente fueron similares. Y en ambos casos, con orientación antiliberal.
8. Entró en conocimiento de la jerarquía eclesiástica mediante el contacto de dos obispos disímiles en pensamiento político, académico y de formación religiosa. Por un lado, tenía enfrente al 12° arzobispo de Guatemala, fray Julián Riveiro y Jacinto (cobanero de origen) y por otro, al obispo José Piñol y Batres, quien fue enviado a Guatemala para hacerle frente al menoscabo que Estrada Cabrera y Riveiro y Jacinto habían provocado en la credibilidad de la Iglesia.
Estas son pues, facetas poco sabidas de nuestro Premio Nobel de Literatura. Las encontré en la búsqueda de los orígenes de la fenomenología religiosa en la obra El señor presidente. Espero sean útiles al estudiantado –de nivel medio y pregrado universitario– para urgirles a la investigación de nuestra verdadera historia.
Hasta la próxima semana, si Dios nos lo permite.
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