El riesgo asociado a las lluvias parece haber ocupado un lugar prominente en la percepción de los guatemaltecos al punto de que el Gobierno lo ha usado para justificar medidas extremas, incluyendo un estado de prevención que luego fue derogado y un estado de calamidad que aún se encuentra en trámite en el Congreso. Al margen del desatino en algunas de las medidas que el Ejecutivo pretendía decretar, es importante reconocer que ese riesgo es real y representa un problema muy grave para nuestra sociedad. Solucionarlo requiere de un esfuerzo monumental como sociedad y como Estado. Para el Estado, y en particular para la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), esta tarea no será nada fácil, pero no afrontarla traerá consecuencias trágicas a largo plazo.
En muchos casos, los deslizamientos y las inundaciones a causa de las lluvias son imposibles de predecir con precisión. Algunos pueden ocurrir de forma aislada, causados por lluvias intensas, pero de corta duración y de poca extensión, por ejemplo los deslizamientos recientes en Villa Nueva y las inundaciones en Suchitepéquez que ocurrieron recientemente. Saber, con una anticipación de días o incluso de horas, en dónde y cuándo puede ocurrir un evento así es imposible. Estos fenómenos se desarrollan en períodos de tiempo de pocas horas. Monitorear la lluvia en las horas previas al evento podría dar una idea de que una inundación es probable en los ríos de una cuenca determinada o de que es probable que se den deslizamientos en el área donde la lluvia es más intensa. Saber el lugar exacto es más difícil. En el caso de los ejemplos mencionados, quizá solo podamos inferir que una gran parte del municipio de Villa Nueva o del departamento de Suchitepéquez puede sufrir deslizamientos e inundaciones en las horas siguientes. Monitorear y analizar los datos de lluvia de manera constante para emitir una alerta sobre posibles inundaciones o deslizamientos en un área particular, como las mencionadas en los ejemplos anteriores, no son en general acciones que actualmente se realicen. Para ríos y cuencas grandes, la Conred ha establecido algunos mecanismos de alerta temprana, pero, para casos como los de los ejemplos anteriores, estos sistemas no existen.
Un escenario mucho más grave es el de los deslizamientos y las inundaciones que pueden ocurrir en áreas mayores, incluyendo una porción considerable del país, cuando las lluvias son causadas por ciclones tropicales, por ejemplo los casos de las tormentas Mitch, Stan y Agatha. En este escenario, las inundaciones y los deslizamientos ocurren en miles de lugares al mismo tiempo. Estas tormentas se desarrollan en un período de tiempo mucho más prolongado, usualmente de varios días, y, dependiendo de su intensidad y tamaño, su llegada puede anticiparse en un período de tiempo similar. Sin embargo, la localización exacta de los lugares que pueden ser afectados es también incierta. Lo que potencialmente se podría ganar en tiempo en este escenario se pierde en la vasta extensión que puede ser afectada.
La Conred ha identificado y mapeado miles de puntos expuestos a deslizamientos e inundaciones. Cuáles de esos puntos podrían ser afectados por un evento en particular es incierto. Estos mapas muestran un alto grado de detalle, incluso a nivel municipal, pero su uso para un evento particular requeriría evaluar qué puntos para cada nivel de amenaza se esperaría que fueran afectados. Es la primera vez que la Conred publica información tan detallada sobre las amenazas de deslizamientos e inundaciones a nivel nacional, un primer paso muy positivo para abordar el problema del riesgo. Sin embargo, cómo utilizar esta información para reducir el riesgo es una pregunta difícil de contestar. Mi siguiente columna tratara de exponer cómo esta información u otra similar puede utilizarse o no para manejar el riesgo.
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