En el tiempo transcurrido desde que asumió, en enero de 2016, los indicadores nacionales muestran un camino en reversa. El hombre que hizo viral la frase «ni corrupto ni ladrón» dista mucho de cumplir con esta. No solo se trata de la percepción generalizada, sino también de los hechos que ponen de manifiesto esta circunstancia.
Una investigación de Luis Ángel Sas publicada en Nuestro Diario evidenció el gasto discrecional en lujos presidenciales. El gobernante se benefició del presupuesto destinado a su protección mediante el gasto de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia (SAAS). De acuerdo con el reportaje, en un par de lentes se gastaron casi tres mil dólares, en tanto otros dos mil fueron destinados al pago de ropa deportiva para un encuentro que tendría con el embajador de Estados Unidos, Luis Arriaga. A dicho dispendio se sumaría la compra de whisky Macallan a razón de 420 dólares la botella. Y antes de dicho descubrimiento se había hecho público que Morales Cabrera recibía un sobresueldo del Ejército por 50,000 quetzales mensuales.
Es decir, al gobernante le interesaba vestir ropa de lujo, beber y comer como magnate de primer mundo y cubrir esos gastos con fondos públicos. Mientras tanto, el sistema hospitalario seguía profundizando su crisis sin que adoptase medidas encaminadas a resolverla. El colapso en el sistema educativo tampoco es una novedad, puesto que la administración actual lo ha descuidado, al igual que la anterior. La seguridad ciudadana no es algo que haya mejorado con el actual gobierno, ya que la institucionalidad de la Policía Nacional Civil (PNC) ha sido socavada desde la llegada de Enrique Degenhart al Ministerio de Gobernación (Mingob).
Para cerrar su dispendio con broche de oro, ahora resulta que el inquilino de la casa presidencial ha cerrado un trato con la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) para la compra de dos aviones Pampa III para el Ministerio de la Defensa (Mindef). La compra, negada por el vocero del Mindef, pese a que junto a Morales se encontraba Luis Ralda, titular de dicho ministerio, fue cerrada en 28 millones de dólares: algo así como 215 millones de quetzales, que buena falta hacen en la mejora de las instalaciones hospitalarias, de la infraestructura escolar o de la cobertura en seguridad.
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Mientras Morales Cabrera se consiente con caprichos de millonario a expensas del presupuesto estatal, la institucionalidad democrática ha retrocedido casi dos décadas. De manera contumaz el mandatario ha desobedecido resoluciones de la Corte de Constitucionalidad (CC) e irrespetado convenios internacionales. Nombró al frente del Ministerio Público a una fiscal general que ha ralentizado la persecución penal de crímenes de alto impacto en materia de corrupción y que al mismo tiempo utiliza su investidura como arma de persecución política.
Al igual que sus dos colegas en los organismos Legislativo y Judicial, Morales Cabrera también se ha valido de su puesto para criminalizar a defensores de derechos humanos, en tanto él ha evadido rendir cuentas por los señalamientos de abuso y acoso sexual en contra de trabajadoras del Estado, así como la responsabilidad por la masacre de las niñas en el hogar Virgen de la Asunción.
En los casi 42 meses que lleva al frente del Gobierno, lo que menos ha sido Jimmy Morales Cabrera es presidente de este país, pues no le ha interesado conducirlo hacia mejores derroteros. Para Morales Cabrera, las prioridades son de otra naturaleza: nada que tenga que ver con las necesidades de la población, nada que signifique ni tan siquiera disminuir los niveles de inequidad. Para Jimmy Morales Cabrera, lo único que importa es su propio ego, su estar bien con quienes junto con él han conducido al país al despeñadero. Al final de cuentas, su alto grado de incompetencia se oculta detrás de la adulación de su círculo cercano y del pacto para el cual gobierna.
Nadando en un mar de corrupción, ineptitud y desvergüenza, Jimmy Morales Cabrera se ha ganado el título del peor gobernante de la llamada era democrática. En poco más de 180 días deberá entregar la presidencia y pasará a la historia como el abanderado de la incompetencia y como un gran corrupto y ladrón.
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