Los nawelos

Martín es un pequeño amigo que tengo, tendrá un poco más de cinco añitos. Es un pequeño amigo pero él no lo sabe, digamos en este caso me gusta saludar con sombrero ajeno. La amistad nos viene de un libro que tenemos en común. Yo publiqué en un libro una historia que me contaron y él la ha leído en repetidas ocasiones antes de dormir, según me ha contado su mamá también una pequeña gran amiga. El cuento que nos hizo amigos empieza así: “Se cuenta que en el tiempo de los abuelos, los abuelos más viejos, habían unos abuelos sabios, como profetas, a quienes todavía llamamos Nawales”. Martín, me cuenta mi pequeña gran amiga, un día le pidió que le leyera el cuento de los nawelos. Los nawelos, vaya síntesis maravillosa de dos significados que parecían no encontrarse, nawelo, nuestro pequeño amigo nos recordó que el lenguaje también tiene diminutas hojas verdes que le empiezan a crecer en las ramas, Martín es un retoño , como esa hermosa palabra. Me puedo imaginar con claridad a aquellos abuelos, los más viejos, sonriendo con su sonrisa vieja también y también sabia, susurrando suavecito “nawelo, ¡cómo no se nos había ocurrido antes!”