El señor presidente no solo decidió derogar los salarios mínimos diferenciados (SMD), sino que tras un año de administración no ha sido capaz de crear una alternativa para generar empleos formales. Es más: de mayo de 2015 a mayo de 2016 se destruyeron 40 000 empleos formales. En lugar de impulsar una propuesta concreta que ya había empezado a atraer el interés por invertir en el interior, el presidente prefirió tomar el camino fácil de quedar bien con la comunidad internacional. Y no solo eso. Luego, para evidenciar que crear empleos formales no es la prioridad de este gobierno, el presidente decidió aumentar el salario mínimo por encima de la inflación.
Claro, no todo es responsabilidad del señor presidente y de su equipo de gobierno. El que lanzó el principal ataque fue el procurador de los derechos humanos. Vaya ironía, pues, queriendo salir en caballo blanco, solo ha logrado que la falta de oportunidades laborales persista. Y en el proceso de repartir responsabilidades tampoco hay que olvidar a la Corte de Constitucionalidad.
Ahora que hay un mensaje del Gobierno estadounidense de un cambio drástico en su política comercial y migratoria que pone en riesgo el interés de Guatemala, tal vez es momento de que este gobierno, la oposición, la academia y los medios se den cuenta de que necesitamos crear empleo formal en el país. La pregunta debería ser clara: ¿cómo creamos empleos formales para detener la migración a Estados Unidos?
Reducir la discusión a ferias de empleo es un acto cosmético, no una acción que va a crear empleos formales en el país. Reducir la discusión a incrementar el poder de sanción del Ministerio de Trabajo es un acto para complacer a los sindicatos estadounidenses, no una acción que va a crear empleos formales en el país.
Ni el presidente ni el procurador ni la oposición política del país han sabido crear una propuesta clara. Mucho menos han generado empleo formal en el interior del país.
Creer que con la aprobación del trabajo por tiempo parcial se van a crear empleos abundantes es iluso. Tal vez para unos 3 000 jóvenes de la ciudad, que podrán atender los call centers, pero no para el 75 % de la población sin educación secundaria completa. También es iluso creer que todo se soluciona con la Ley Emergente para la Conservación del Empleo cuando se dejaron afuera sectores productivos no tradicionales. El reglamento no se ha aprobado, hasta donde tengo información, y encima solo incrementa el beneficio de emplear capital y maquinaria, pero no el de emplear mano de obra.
Hace un año señalé que hay alternativas, pero sumamente imperfectas, como la expansión de la beca Mi Primer Empleo. También reconocía que era ingenuo creer que ambas medidas eran sustitutas, pues dicha beca tiene un límite de financiamiento, así que seguro no se podrían crear más allá de 5 000 empleos formales (50 millones de quetzales de presupuesto, 14 salarios, Q700 de beca y asumiendo cero costo de administración y monitoreo o de corrupción) cuando cada año deberíamos estar creando 200 000 empleos. Dicho límite presupuestario no existe para los SMD, los cuales fácilmente podrían crear empleo para cientos de miles de trabajadores. Por eso es claro que los SMD deben volver a la agenda económica del país. Ojalá el señor presidente reconozca que hace un año se equivocó, pero que es posible corregir el rumbo.
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