Como si fuera ayer, como si estuviésemos en la fecha 12 de septiembre de 1916, pareciera verse en el también centenario Teatro de Quetzaltenango a don Osmundo Arriola y a don Manuel Sáenz Mérida organizando la premiación del primer concurso de poesía. Concejal el primero y alcalde el segundo, ambos propiciaron la creación de las justas literarias que hoy, 12 de septiembre de 2016, arriban a sus 100 años.
La edición de este año es la número 79. Durante la dictadura de Jorge Ubico Castañeda se suspendieron todo tipo de actividades que supusieran al mandamás peligro para su gobierno. Ubico, a diferencia de Manuel Estrada Cabrera, era alérgico a este tipo de actividades. Veía en ellas una posible fuente de crítica a su persona. Mas, como un ave fénix, renacieron con mucho ímpetu durante los diez años de primavera del gobierno de Juan José Arévalo Bermejo.
El certamen es internacional. De acuerdo con el periodista Julio Rodolfo Custodio, presidente de la Comisión Permanente de los Juegos Florales, los ganadores en el orden jerárquico que maneja la comisión fueron: «Poesía: Oteando la paz, Eduardo Hugo Jaramillo Muñoz, Ecuador. Ensayo: La poesía mística en la vida y obra literaria de León Felipe, Juan José Guerrero Pérez, Guatemala. Novela: Las huellas de Rubén, Francisco Javier Sandoval Recinos, Guatemala. Cuento: Terminal, Alberto Fernández González, España. Teatro: Puerto Soledad, Camilo Alberto Vergara Peña, Colombia».
Así que este humilde servidor de ustedes, estimados lectores, obtuvo el premio en el género de ensayo.
La celebración será monumental. El 12 de septiembre, durante la velada, se presentará la Marimba de Concierto de la Municipalidad de Quetzaltenango y el Ballet Clásico de Jalisco. El día 13 se realizará un conversatorio literario en la Biblioteca Municipal Alberto Velásquez. Este año conducirá dicho programa por la licenciada María Elena Marroquín, y el conversatorio estará a cargo del escritor y periodista José Luis Perdomo Orellana.
De esa manera, en medio de tanto caos, noticias rojas, angustias de existencia y otras noxas que dañan la psique de los guatemaltecos, la intensa actividad desplegada por la Comisión Permanente de los Juegos Florales, la Casa de la Cultura y la Municipalidad de Quetzaltenango viene a ser como un oasis para el espíritu desasosegado.
Recientemente, cuando estructuraba mi discurso para esa magna noche, una alumna me preguntó: «¿Por qué razón participa usted en certámenes literarios? ¿Por qué no publica sus obras de una sola vez?». Yo le respondí con tres razones. La primera, analizar, a la luz de la lectura de las obras ganadoras, cuál es la tendencia literaria del momento. Generalmente los miembros de los jurados son de una estatura académica enorme. La segunda, aquilatar la obra propia con las premiadas para aprender. La tercera, de ganar, aprovechar la ocasión para que la obra sea publicada, ya que en Guatemala editar a título personal es poco menos que imposible.
Le conté también que en esta ocasión yo tenía una cuarta razón: el deseo de ganar. Un deseo muy humano devenido de la trascendencia de esta septuagésima novena edición. Se trata del centenario de los Juegos Florales vigentes más antiguos del mundo. Y, habida cuenta de que el poeta León Felipe era una de las opciones que las bases indicaban para escribir un ensayo acerca de su obra, bajo la égida del tema genérico cien años de poesía viva, me decidí por investigar acerca de los orígenes de su poesía mística, pues la vida del poeta, su ser y su quehacer político estuvieron siempre, o casi siempre, en ruta de colisión con las religiones.
Los hallazgos fueron fascinantes. Espero compartírselos en breve en una edición de la obra.
La edición del certamen en este centenario está dedicada a don Manuel Sáenz Mérida y a los fundadores del certamen, así como a Adrián Inés Chávez, Alberto Fuentes Castillo, Julio César de la Roca y Juan Morales Gavarrete.
Cierro con una cita de don Julio Rodolfo Custodio: «Los Juegos Florales son algo intangible que es nuestra responsabilidad y que está dejando al pueblo cosas tangibles, obras físicas como los libros de recopilaciones de obras ganadoras. Los Juegos Florales le corresponden por historia a Xela y se deben promover para que perduren».
Así es y así será.
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