Según el informe, no hacer nada frente al cambio climático será el riesgo de mayor impacto potencial, muy por delante de las armas de destrucción masiva y de las crisis de agua, que se ubican en segundo y tercer lugares respectivamente. Por su parte, la migración encabeza la lista en términos de probabilidad de convertirse en una amenaza y será producto colateral de los efectos del cambio climático, tal y como explica el artículo Refugiados climáticos: nueva categoría migratoria.
El cambio climático ha sido una constante planetaria, y la migración, por su parte, una constante en la historia humana. Y no por ser intrínsecas a los sistemas dejan de ser menos preocupantes. Por el contrario, se vuelven más urgentes para que intentemos reducir sus impactos negativos en el planeta y en la humanidad. Guatemala es uno de los países más vulnerables al cambio climático, según los estudios presentados por las Naciones Unidas. Y a pesar de todo el trabajo que se ha realizado en el país, aún nos queda un largo camino. A continuación enumero algunos retos ambientales para el 2016 que deberán ser liderados en colaboración entre los sectores económicos, políticos y sociales.
Legislación
En el 2015 se aprobó en Guatemala, con el auspicio de organizaciones privadas y de la sociedad civil, la propuesta de ley probosques. Esta se consolidó como el instrumento más poderoso de la política pública en temas socioambientales por su escala, su continuidad, su base social y la sinergia con otros sectores económicos y sociales involucrados. Debemos continuar iniciativas como esta en el país a través de una ley de gestión ambiental, una ley de aguas y, finalmente, una ley de adaptación al cambio climático y de mitigación de este que se adapte a nuestras características tropicales, culturales y económicas.
Quizá ahora se pregunten por qué tantas leyes. Para responder tomaré como ejemplo el éxito que representará para Guatemala la ley probosques en los próximos años. Esta contribuirá al desarrollo rural integral del país a través de inversiones rurales que estimulen la participación social para la gestión de bosques y de tierras forestales, de modo que permitirá que los empresarios concreten de forma sostenible su crecimiento económico y la protección y restauración de la base natural del país, lo cual, a su vez, fortalecerá la institucionalidad y la gobernanza de los bosques. Lo anterior habría sido imposible de conseguir en Guatemala si se hubiese dejado a la deriva por una década más de ausencia del Estado en la toma de decisiones privadas.
Adaptación y mitigación
El informe publicado por el Foro Económico Mundial explica que hay evidencia de un aumento de las conexiones entre los riesgos climáticos y el cambio climático, ya que se alimentan mutuamente. Las medidas de mitigación contra estos riesgos son importantes, pero la adaptación es vital.
En el 2015, la crisis de los refugiados y los ataques terroristas en Europa han aumentado la inestabilidad política mundial a su nivel más alto desde la guerra fría. Esta inestabilidad tendrá consecuencias también para Centroamérica, donde millones de personas se verán seriamente afectadas por el fenómeno El Niño.
En el 2016, el cambio climático global amenazará a los principales productores de trigo, maíz, arroz y otros productos agrícolas y pondrá a Guatemala en una situación de emergencia que en los próximos meses tendrá efectos terribles en nuestra población. Es urgente que desde ya se preparen los organismos estatales que actualmente no tienen la capacidad de atender la emergencia. El tiempo apremia y El Niño no se detiene. Históricamente, el reto ambiental ha sido tratado como una incertidumbre, pero este año nos dejará claro a todos los guatemaltecos que es un riesgo inminente que necesita ser controlado con decisiones económicas y políticas que se conviertan en acciones.
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