Esta sanción fue confirmada por la Asamblea de Presidentes de los Colegios Profesionales de Guatemala a finales de 2015. Pese a esto, el Gato Gudiel ha seguido ejerciendo como abogado en violación a la suspensión, con total impunidad. El factor agravante de este incumplimiento es que ha estado al servicio de clientes notables como Carlos Muñoz, exsuperintendente de Aduanas implicado en el caso La Línea, y Brayan Jiménez, expresidente de la Federación Nacional de Futbol de Guatemala (Fedefut) acusado de corrupción.
El 19 de marzo de 2015, la Comisión Internacional de Juristas convocó a una conferencia de prensa para socializar la decisión del Tribunal de Honor del CANG, fechada el 19 febrero de 2015, de suspender a García Gudiel en el ejercicio de abogado durante un año.
Según el CANG, «la conducta del abogado Francisco García Gudiel se califica como falta gravísima, ya que [dicha conducta] no solo atenta contra las normas de ética profesional, sino que también afecta la credibilidad en el sistema de justicia, [con lo cual se evidencia] una actitud de litigar maliciosamente…». La conducta a que se refiere el CANG abarca varios actos que no pretendo detallar aquí, dado que no me quedaría espacio para hacer comentarios. Pero sí pretendo resaltar algunos de sus grandes éxitos.
Me acuerdo de estar observando el juicio por genocidio en 2013 en un estado de shock total mientras el Gato Gudiel gritaba amenazas e insultos a los integrantes del Tribunal de Mayor Riesgo «A». Con la boca abierta escuché cómo este planteaba recurso espurio tras recurso improcedente tratando de retardar el juicio de cualquier forma, acribillando sus intervenciones con insultos y acusaciones, refiriéndose en repetidas ocasiones al juez y a las juezas del tribunal como «delincuentes».
Pero, claro, todo esto era parte de su estrategia de defensa. Demostrablemente mal informado sobre aspectos básicos de derecho penal internacional y vergonzosamente incapaz de producir un argumento legal de fondo en defensa de Ríos Montt, se dedicó, en palabras del CANG, «[a] actuar con mala fe [y con la] intención de obstaculizar el proceso», con lo cual incumplía flagrantemente con sus obligaciones como abogado detalladas en el Código de Ética.
El artículo 18 del Código de Ética dispone que el abogado, «en la conducción de los asuntos ante jueces, […] debe obrar con probidad y buena fe, evitando afirmar o negar con falsedad o hacer citas mutiladas o maliciosas».
El ataque al tribunal no cesó al salir de la sala de audiencias. En diatribas vehementes, más típicas de un perro rabioso que de un gato, continuó su campaña de desprecio, tachando a los jueces de «tontitos» y de «títeres» ante la prensa y comparándolos con «jueces nazis». Como paréntesis cabe destacar la irresponsabilidad de los medios de comunicación al darle todos los espacios que buscaba para seguir intimidando al tribunal, así como al permitirse actuar como una caja de resonancia para sus insultos ofensivos y dañinos no solo a los jueces, sino al proceso mismo.
Debido a su comportamiento durante el juicio, tras una denuncia planteada por Ramón Cadena, de la Comisión de Juristas para Centroamérica, el Tribunal de Honor del CANG suspendió al Gato Gudiel en el ejercicio de la profesión de abogado por un año. En julio de 2015, el Gato apeló. Y en noviembre de ese año, la Asamblea de Presidentes de los Colegios Profesionales de Guatemala declaró sin lugar el recurso de apelación planteado por García Gudiel, de modo que se reafirmó la decisión de suspenderlo por un año. La suspensión sigue vigente.
Pese a esto, García Gudiel siguió durante todo el proceso y sigue ejerciendo como abogado, representando a clientes como Marta Sierra de Stalling, jueza acusada de beneficiar indebidamente a seis acusados en el caso La Línea; Carlos Muñoz, exsuperintendente de Aduanas también implicado en el caso La Línea; y, más recientemente, Brayan Jiménez, expresidente de la Fedefut implicado en un caso de corrupción en la FIFA.
Aunque en la defensa de estos clientes no haya mostrado el mismo nivel de entusiasmo que en la de Ríos Montt, la falta de cumplimiento de las resoluciones de los cuerpos encargados de regular la profesión de abogado va mas allá de ser una simple mancha en la reputación de estas instituciones: su participación continua en casos emblemáticos podría representar una amenaza a la independencia judicial.
El sistema de justicia de Guatemala está a prueba como nunca antes. Las cortes están desarrollando casos sin precedentes en materia de violaciones históricas y masivas de los derechos humanos y de corrupción de alto nivel. La permanencia en la profesión de abogados señalados de practicar «litigio malicioso», cuya mera presencia «afecta la credibilidad en el sistema de justicia», es sumamente preocupante. Ahora es de suma importancia evitar el litigio de mala fe y las prácticas que buscan entorpecer estos procesos. Que a un abogado se le permita burlarse tan descaradamente del CANG y de las organizaciones que apoyan procesos de justicia en transición (que, según el Gato, son «ONG espurias y ridículas») puede resultar en graves problemas para la imagen de la justicia en Guatemala.
Fuentes citadas:
- Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, expediente 150-2013, resolución fechada el 19 de febrero de 2015
- Asamblea de Presidentes de los Colegios Profesionales de Guatemala, expedientes APCOP 18-2015 y APCOP 47-2015, resolución fechada el 9 de noviembre de 2015
Un video de las declaraciones de Francisco García Gudiel disponible aquí (con subtítulos en inglés).
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