También sabemos que participaron menores y mayores de edad, adolescentes y adultos, de las que parecen ser las clases alta y media alta del país, y que los agentes que llegaron a controlarla obviaron los delitos por motivos que aún ignoramos.
A mí me parece que la conducta de un adolescente, menor de edad o no, por más que sea resultado de su inmadurez o temeridad, debe ser evaluada por el nivel de responsabilidad legal. Eso es lo correcto. De no hacerlo, confirmaría lo que todos sabem...
También sabemos que participaron menores y mayores de edad, adolescentes y adultos, de las que parecen ser las clases alta y media alta del país, y que los agentes que llegaron a controlarla obviaron los delitos por motivos que aún ignoramos.
A mí me parece que la conducta de un adolescente, menor de edad o no, por más que sea resultado de su inmadurez o temeridad, debe ser evaluada por el nivel de responsabilidad legal. Eso es lo correcto. De no hacerlo, confirmaría lo que todos sabemos: que Guatemala es una sociedad en la que algunos grupos ostentan un derecho a privilegios.
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Pero igual debe evidenciarse la irresponsabilidad ética y legal de los adultos que deberían velar por la seguridad de aquellos y por la imposición de los límites que forman ciudadanos responsables. ¿Dónde están las familias, los empresarios de la diversión, los propietarios de los locales, la municipalidad, las fuerzas de seguridad, las autoridades políticas?
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Sí, lo que sucedió es un acto de personas jóvenes llevadas por su ímpetu, pero la permisividad de los adultos en sus diferentes expresiones es inaceptable, sea de manera directa, como la de los adultos miembros de las instituciones que no garantizan condiciones para la vida activa de un adolescente, o indirecta, como la de los empresarios de la diversión que no se imponen límites para la ganancia y ponen en riesgo a menores de edad.
Usemos este acontecimiento no solo para linchar en la opinión pública a estas chicas y a estos chicos. Construyamos como adultos una sociedad donde todos seamos iguales ante la ley efectivamente, donde si se comete un error se den las sanciones correspondientes, pero también donde garanticemos educar a los jóvenes en la cultura de la legalidad, la solidaridad y la comprensión, que son parte de una comunidad a la cual se le deben acciones de bien común, y no simplemente realizar el capricho del día.
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