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El Ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación - MAGA -, José Ángel López, durante la inauguración del Programa de Huertos Urbanos, en San Juan Comalapa, Chimaltenango, el 28 de abril. Guillermo Estrada/Presidencia

José Ángel López: «El programa de asistencia alimentaria ha sido un trámite tortuoso»

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José Ángel López: «El programa de asistencia alimentaria ha sido un trámite tortuoso»

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El nuevo ministro del MAGA no era parte del equipo que hizo campaña con Alejandro Giammattei. Cuando le propusieron el cargo, estaba decidido a volver a su natal Huehuetenango para descansar de la vida en la ciudad. En esta entrevista habla de los problemas para surtir de alimentos a las áreas rurales durante la emergencia, de su proyecto por la independencia alimentaria en las comunidades, y del «sueño» de crear reservas locales de maíz, frijol y arroz para asistir a las poblaciones vulnerables.

José Ángel López fue juramentado como titular del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) a mediados de abril. Su antecesor renunció por «asuntos personales». Antes de asumir, López dimitió a la dirección de Banrural como presidente de la tarjeta de crédito y a sus puestos en varios comités corporativos.

Estaba decidido a pasar más tiempo en su natal Huehuetenango para convivir con su padre cuando el presidente, Alejandro Giammattei, le pidió dirigir la institución. López, que en 2015 fue candidato presidencial con el desaparecido Encuentro por Guatemala, dice que aceptó el cargo para impulsar sus ideas de llevar a los pequeños agricultores a la autosuficiencia alimentaria.

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En su primer mes de trabajo ha dado el visto bueno para la rescisión de 600 contratos de personal 029, y firmó el convenio de compra de alimentos para la emergencia del COVID19 con el Programa Mundial de Alimentos.

¿Por qué aceptó el cargo en medio de la crisis?

Fue un proceso de reflexión muy profundo, de consultas con varias personas, y la mayoría me dijo que era una buena oportunidad de contribuir al país. El presidente me habló un sábado, me dijo que tenía una propuesta y que no aceptaba un no por respuesta. El Miércoles Santo me invitaron a una reunión y cuando el presidente me dijo que quería que apoyara la agricultura familiar, que los alimentos que compra el MAGA sean de los productores locales, y que quería llevar al Ministerio al nivel que corresponde. Yo coincidía con todo eso, tomé la decisión. Sé que son tiempos difíciles para aceptar, pero si no, después no voy a poder opinar en nada. Esta es la oportunidad de hacer algo.

A la semana siguiente de esa reunión fue juramentado en el cargo ¿Cómo fue llegar a una institución con un equipo de trabajo ya estructurado?

He encontrado gente buena y he traído algunos profesionales de mi confianza, obviamente porque en la administración pública uno tiene que tener sus cuidados. Por fortuna tenía unas personas conocidas que me han sido de mucha utilidad.

¿En qué puestos colocó a las personas de su confianza?

En el área financiera, legal, institucional y de visión del sector agropecuario. Hemos hecho equipo con muchos colaboradores, a unos los conocía y a otros no. Uno no puede llegar a hacer poda masiva porque las instituciones funcionan con seres humanos y hay que aprender a convivir.

¿Cuál es su evaluación del MAGA?

A mí me advirtieron que la institución tenía dificultades. Por ejemplo, ahora yo estoy trabajando con un equipo que me ayuda a definir la nueva institucionalidad del Ministerio y a realizar un proceso de revisión. En lo que a mí me concierne, se redujo la planilla en 600 colaboradores porque no tenemos para pagarles.

¿Qué tipo de contratos fueron rescindidos?

Fueron 029, de los contratos que vencieron al 31 de marzo. No se renovaron y esto representa un ahorro de 6.38 millones de quetzales mensuales. El MAGA creció mucho, pero se debilitó la gestión y hay que fortalecerla. La reducción es porque no tenemos suficientes recursos. Era un trabajo que ya venían haciendo los viceministros y cuando llegué me lo presentaron, les dije que estaba de acuerdo. No es nada agradable dejar a una persona sin empleo y peor en esta época, pero no tenemos los recursos. Se tuvo que hacer una readecuación presupuestaria para cubrir los gastos de la planilla que tenemos.

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Cuénteme qué pasó con la adquisición de alimentos para la emergencia. En muchas comunidades rurales hay quejas y preocupación porque la ayuda alimentaria del gobierno no ha llegado, y las donaciones fueron distribuidas primero en la ciudad.

El rograma de asistencia alimentaria ha sido un trámite tortuoso. Cuando yo vine lo analizamos y ahí surgieron las dudas de carácter legal y ya no pudimos avanzar. Había que generar la certeza, porque en el decreto 12-2020 salió que no se podía comprar a oenegés intermediarias y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) que, desde mi punto de vista es la ruta más práctica y que nos asegura más transparencia, salió que era un intermediario, pero con características diferentes.

Los equipos se cuidan y algunos no querían firmar. Yo hace 20 años pasé por el Ministerio y solo por año y medio, les dije que uno acepta estos puestos y toma riesgos, que yo sí estaba dispuesto a firmar. En esa reunión todos se me quedaron viendo y me dijo uno, Ministro si usted quiere firme, pero nosotros no lo haremos porque necesita algunas mejoras para tener certeza.

¿Quiénes no querían firmar?

Los técnicos. Pero cuando publicaron el decreto 21-2020 (el lunes 11 de mayo en el Diario Oficial), en donde se hacía una excepción a la compra de alimentos con el PMA que es de las Naciones Unidas, ya quedó más claro. Antes de eso, el mismo PMA no se sentía seguro, su cuerpo jurídico tampoco tenía una posición clara y lo entiendo, pero ya avanzamos y estamos atrasados, por lo menos tenemos la certeza de que vamos a caminar y concluir con este programa.

En la segunda semana de mayo firmaron el convenio ¿qué sigue?

El lunes de esta semana estábamos en las vueltas de que nos sitúen los recursos y empezar con la compra de alimentos. Hace 15 días fuimos a CONRED para que activaran los Centros de Operaciones de Emergencia (Coes) municipales para que identifiquen a los beneficiarios del programa de asistencia alimentaria. Al Ministerio de Agricultura le correspondió atender a la ruralidad más profunda del país. Los Coes y los Cocodes tiene que identificar a las personas y determinar las variables que establecieron para llegar a los que verdaderamente necesitan la ayuda. A nosotros nos toca asistir con alimentos a las personas que no tienen energía eléctrica, a las personas que tienen adultos mayores de 60 años, con niños menores de cinco años, personas con discapacidad, asistir a los asilos de ancianos, aunque en el área rural no hay muchos, pero se pueden identificar algunos.

¿Cómo será la entrega de los alimentos?

En muchos poblados del país la dispersión de las viviendas es bastante pronunciada, así que tenemos una tarea que va a requerir mucho esfuerzo de todos los que van a participar. Lo que queremos es que los alimentos lleguen a las comunidades y minimizar eso de que todos tienen diferentes listados de beneficiarios. Para llegar de una mejor manera empezamos a construir una base única de datos, que se podrá ir ajustando para que no queden excluidos los que verdaderamente lo necesitan.

¿Y esto cuánto tiempo tomará?

Muchos Coes ya están trabajando y tienen algunos listados. Esos se van a depurar en la base de datos de la Sesan (Secretaría de Seguridad Alimentaria) y con la del Mides (Ministerio de Desarrollo Social). También se hará una verificación de que los beneficiarios no hayan recibido el Bono Familia. El PMA ha puesto a nuestra disposición un programa informático, el cual vamos a alimentar, vamos a georeferenciar la ubicación de las personas y las entregas. El proceso de compra ya inició, pedí que hicieran la transferencia hoy mismo (lunes 18 de mayo). Hay que entender que Guatemala nunca ha comprado esa cantidad de alimentos en una sola vez, más o menos será un millón de raciones y al MAGA le corresponderían 506,00 raciones para el área rural. No podemos estar listos en menos de un mes. El PMA entregará los alimentos a nivel de municipio, cosa que no ha sucedido en los otros programas.

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¿Es decir que los alimentos estarían llegando a mediados de junio?

Sí, más o menos.

¿Cuántos recursos invertirán?

Nos corresponden 350 millones de quetzales, más 50 millones que nos asignaron para microriegos, más otros 50 millones de readecuación presupuestaria para hacer microriegos, siembra de maíz y hortalizas, proteína vegetal con gallinas ponedoras, para reproducción y consumo, y un programa para los que no tienen ni dónde sembrar. No hay muchos recursos, pero vamos a contratar a personas vulnerables para que tengan ingresos a través de reforestaciones comunitarias.

¿Esto cuándo lo implementará?

En los fondos del covid ya estamos incluyendo la entrega de pilones (de hortalizas), la proteína animal y los microriegos con reservorios de agua de lluvia. La FAO (La Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) nos dio unos manuales la semana pasada y donaron unas semillas que ya estamos distribuyendo en el país. Con el sistema de reservorios de agua, con una capacidad de 16,000 litros, se puede atender un área importante para los cultivos de una temporada. En Guatemala, la precipitación de lluvia no ha variado por el cambio climático, lo que ha variado es la temporalidad. Nos caen unas precipitaciones intensas en un periodo determinado y en otro tenemos canículas prolongadas o muy acentuadas. Somos un país de riesgos y tenemos que aprender a administrarlos a través de nuevas prácticas en agricultura.

Varios productores con los que hemos tenido contacto se quejan de que no hay mercado para sus productos, por las limitaciones de comercio que han impuesto los líderes comunitarios ¿qué harán ante esta situación?

Vamos a tener una reunión con la Asociación Nacional de Municipalidades (ANAM) para sensibilizarlos y que no veden la locomoción entre comunidades, sobre todo cuando se trata de alimentos. El fin de semana (en donde hubo un cierre total del país), tuvimos un poco de problemas, pero a los alimentos nunca se les ha limitado.

Ministro, ¿a usted le parecieron claras las instrucciones presidenciales? Crearon mucha confusión.

Desde el principio se dijo que los alimentos tienen libertad de locomoción, nunca se prohibió. Nosotros elaboramos un comunicado prontamente en el que decimos que la agricultura no tiene ninguna limitación. Usted sabe que en cada instancia del Estado es cuestión de interpretaciones o no saben, y no le puedo negar que tuvimos algunos problemas. Me llamaban e interveníamos, el Ministerio de Gobernación ya dio las instrucciones por escrito y fueron dos comunicados que sacaron, una circular y después un comunicado.

Una de esas publicaciones fue hasta el sábado.

Pero eso no quiere decir que no sigamos haciendo nuestro trabajo. Ya hablamos con nuestros extensionistas para hablen con los alcaldes, a decirles que dejen entrar los alimentos, que dejen movilizar a los productores, porque hay que ir a limpiar cultivos, fertilizar, fumigar. A veces sí hay comunidades que tienen una rigidez en el manejo de la crisis. Es comprensible porque están protegiendo su salud, pero también hay que pensar en la seguridad del flujo de alimentos.

Los cosechadores de Sololá entregaron al gobernador una lista de reclamos en la que incluían la petición de resarcimiento por las pérdidas que tuvieron ante la falta de información de las medidas presidenciales.

Sobre ese tema nosotros estamos estableciendo a través de MAGA un recuento de daños y queremos conversar con ellos para que tal vez podamos intervenir. Como Ministerio debemos ver nuestras capacidades, porque yo no me puedo comprometer a pagarles ¿con qué dinero? Yo inmediatamente dije que los ayudáramos con pilones en lugar de darles semillas de hortalizas. Esa podría ser una línea para mitigar los daños.

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¿Cuál quisiera que fuera su legado en el MAGA?

El acceso a los alimentos y disminuir así la vulnerabilidad de muchas familias y los niveles de desnutrición. A mí me da una vergüenza ver esos datos cuando uno está en los foros fuera del país. Tal vez eso es lo que me motivó a aceptar el cargo.

Cuando habla de mejorar el acceso a los alimentos ¿a qué se refiere?

Investigación, asistencia técnica, fortalecimiento, nuevas cadenas de alimentos, formación y educación de la población, acceso al crédito para dejar de crear el concepto de dependencia. A veces hay programas que la disminuyen y yo quiero reducirla, eliminarla y crear independencia. El MAGA está retomando su rol de concentrarse en el desarrollo de la actividad agropecuaria y por eso creo que hay que centrar los mayores esfuerzos en agricultura familiar.

Al MAGA hay que empezar a darle más institucionalidad, más fortaleza. Tenemos el Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícola (ICTA), por ejemplo, que está con pocas actividades y no puede haber un sector agropecuario que no tenga investigación y ciencia.

¿Cuáles son los proyectos que quiere impulsar?

Con el COVID19 hay esfuerzos de la ciencia en buscar una vacuna, pero si no se encontrara y si las cosas se complican más, todos los países van a pensar en conservar sus reservas alimentarias y nosotros somos deficitarios. Somos un país con inseguridad alimentaria y con altos niveles de desnutrición, así que el reto más importante que tenemos es producir alimentos y tener reservas en disponibilidad para los guatemaltecos.

¿Cómo se podrían tener esas reservas?

Pues a través de estimular a los productores para que se atrevan a producir alimentos con la mejor tecnología, con técnicas y con asesoría. Normalmente en agricultura siempre hay problemas de mercado, entonces hay que asegurarles a los productores de granos básicos de maíz, frijol y arroz, que les vamos a comprar a través de Indeca (Instituto Nacional de Comercialización Agrícola) y los vamos a almacenar y a tener disponibles para las políticas de asistencia alimentaria. Vamos a hacer las pruebas con los recursos que tenemos, sobre un fondo de garantía para que los productores tengan créditos y un seguro agrícola. Por eso estamos fortaleciendo la Dirección de Coordinación Regional y Extensión Rural (Dicorer). Eso no quiere decir que no accionemos en otro tipo de agricultura que es importante para el país, porque genera empleos.

Cuénteme más ¿cómo funcionaría?

Indeca tiene bodegas y pedí que hicieran un análisis, incluso de la ley de este Instituto, para ver hasta dónde podemos intervenir en esta época. Si la capacidad no es suficiente, y esta es una ocurrencia que yo tengo y la he planteado a los técnicos, podríamos promover la creación de silos en las comunidades para resguardar ahí lo que produce la comunidad. Además, tendríamos presencia más cercana a las comunidades cuando tengamos que intervenir con asistencia alimentaria. Hay muchas experiencias en otros países que podemos aprender, aplicar y validar.

¿Por qué no tenemos este sistema de reservas, si es tan necesario?

Yo no puedo criticar a mis antecesores, porque no es mi costumbre, pero es evidente que dejaron de desarrollar una serie de políticas y lo que hay que hacer ahora es retomarlas y reorientarlas. Si somos un país que tiene niños desnutridos, es porque nuestra política de seguridad alimentaria y de producción de alimentos y de asistencia técnica e intervención del Estado en varias líneas transversales ha fallado. Me alegró mucho saber, por un informe que me presentaron la semana pasada, que se está vinculando a los productores de Dicorer en la venta de productos para la alimentación escolar.

Plaza Pública publicó hace poco que la Red de Productores de Tejutla, que distribuía frutas y verduras a varias escuelas, tuvo que buscar otros mecanismos de venta luego de la suspensión de clases ¿hay algún diálogo con el Ministerio de Educación para que incluyan frutas y verduras en las bolsas de alimentos que están entregando los niños?

 Sí lo hay, lo que queremos es fortalecerlo. Esta semana me van a pasar el reporte de en qué escuelas se llevó a cabo este programa y cómo podemos ampliarlo, mejorarlo y tener los alimentos necesarios para una dieta que mejore la nutrición de los niños. Hoy estamos ante una emergencia, pero eso no implica que no podamos continuar y fomentar esa dinámica comunitaria.

¿Cuán factible es poner en marcha sus proyectos? ¿Hay fondos para fortalecer al ICTA, distribuir más semillas, los créditos, el apoyo técnico, crear reservas de alimentos?

Ya vamos casi a medio año y va a ser muy difícil conseguir todos los recursos para ese tipo de intervenciones. Pero lo que ya estamos haciendo, y esperamos que se nos permita, es replantear nuestro presupuesto en los temas estratégicos para el próximo año.

¿Cree que estos proyectos suyos van a encontrar algún tipo de resistencia?

A mis amigos que se dedican a otros productos de exportación les digo que yo no estoy diciendo que dejemos de cultivar lo que ya hacemos en el país, sino que lo mejoremos e incrementemos nuestra capacidad. Tenemos que fortalecer la intervención en la economía familiar y comunitaria. Y eso sí necesita dinero, entonces lo que tenemos que hacer es priorizar los rubros de gastos en el Ministerio. Por ejemplo, el sábado hablaba con un grupo de profesionales y les decía que el ICTA solo no va a poder. Tenemos que hacer alianzas con las universidades que tienen facultades de agronomía o con otras facultades que investigan, para que nos ayuden y podamos incluir innovación y tecnología avanzada en prácticas agrícolas.

Recibí un planteamiento hace poco, de rescatar parte de la dieta ancestral y descubrir ahí los cultivos con los mejores niveles proteínicos que son los que escasean. 

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¿Tiene la visión de permanecer en el MAGA el suficiente tiempo, en esta gestión, para impulsar estos cambios?

Yo no, pero si viene otro ministro, debe haber una ruta trazada. Eso lo tenemos que acuerpar con las diferentes personas que conforman la actividad agropecuaria, a través del Comisión Nacional de Desarrollo Agropecuario (Conadea). El ministro es pasajero, en cualquier momento se puede ir. Uno entra aquí e igual se puede ir al día siguiente, o estar todo el periodo, por eso hay que generar institucionalidad, con una participación activa de todos los sectores. Estamos en un momento de dignificar la producción agropecuaria, que es un elemento estratégico para la seguridad alimentaria.

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