El Estado necesita generar conocimiento científico y tecnológico, particularmente en los temas ambientales y de amenazas naturales, y aplicarlo para mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos. La ausencia de esta capacidad se traduce en una debilidad del Estado en esos temas.
Ríos que no llegan al mar o que agonizan envenenados, laderas que se deslizan destruyéndolo todo a su paso, lagos que lentamente se transforman en pantanos. Estos ejemplos de problemas ambientales y de riesgo...
El Estado necesita generar conocimiento científico y tecnológico, particularmente en los temas ambientales y de amenazas naturales, y aplicarlo para mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos. La ausencia de esta capacidad se traduce en una debilidad del Estado en esos temas.
Ríos que no llegan al mar o que agonizan envenenados, laderas que se deslizan destruyéndolo todo a su paso, lagos que lentamente se transforman en pantanos. Estos ejemplos de problemas ambientales y de riesgo son bastante diversos. Sin embargo, todos comparten una característica: la incertidumbre y la falta de información sobre las condiciones que los generan. La falta de información sobre el caudal de los ríos o la calidad del agua, el desconocimiento de las áreas expuestas a la amenaza de deslizamientos y de la cantidad de gente que vive o trabaja en esas áreas y la falta de monitoreo ambiental en general limitan la capacidad del Estado de atender estos problemas. Generar la información no es fácil, requiere inversión de recursos, pero sin ella es difícil o imposible proponer soluciones. Las instituciones del Estado que tienen la misión de generar y analizar esa información, entes técnicos del MARN, el MAGA, el Insivumeh y la Conred, entre otros, necesitan tener la capacidad técnica y los recursos para llevar a cabo esa misión.
¿Cómo puede desarrollarse esa capacidad? El primer paso es fortalecer las instituciones que realizan estas labores facilitándoles los recursos que necesitan, pero también exigiendo que cumplan su función de generar la información. Eso solo ocurrirá si la información generada es utilizada y valorada como se debe. Recolectar datos de monitoreo ambiental sin nadie que los analice o utilice para la toma de decisiones sería un desperdicio. Es ahí donde se necesita combinar los resultados de la capacidad técnica con la planificación y el ejercicio racional de las políticas públicas con base en datos e información actualizada. Si, por ejemplo, la información de lluvias que colecta el Insivumeh no es usada para fines prácticos, poco interés habrá por apoyar y exigirle al Insivumeh que esa información se genere y sea de calidad. Por ejemplo, el MAGA y la Sesán podrían utilizar esa información de precipitación para análisis de seguridad alimentaria y la Conred para análisis de riesgos. Pero estas instituciones también necesitarían tener la capacidad técnica para ese análisis. Tanto quien genera la información como quien la utiliza deben tener esa capacidad. En esas condiciones, la información puede ser valiosa y utilizarse para fines prácticos.
Aparte del desarrollo institucional, también es importante considerar el desarrollo personal de aquellos que se dedican a las labores técnicas. Salarios decentes y buenas condiciones de trabajo son un requisito mínimo para atraer y retener recurso humano talentoso. Y, más allá de los incentivos económicos, es importante ofrecer un espacio para que los científicos y técnicos puedan desarrollarse como profesionales en su campo, algo que muchas veces está severamente limitado en las instituciones gubernamentales. Esto resulta muchas veces en la poca retención de técnicos y profesionales, que en parte se han formado en estas instituciones.
Desde luego, también debemos evitar caer en la trampa de creer en la exclusividad tecnocrática y olvidar la importancia de otros sectores en la solución de problemas ambientales o de riesgos naturales. La información generada por los entes técnicos es necesaria, mas no necesariamente suficiente, para tomar decisiones y formular políticas públicas. Consideraciones sociales, económicas, políticas y culturales pueden ser igualmente necesarias y no deben obviarse en el proceso. Aunque hemos visto avances en el desarrollo de la capacidad técnica estatal en temas ambientales y de amenazas naturales, en parte gracias al apoyo técnico de la cooperación internacional, aún falta mucho camino por recorrer. El proceso es lento y no podemos esperar resultados de la noche a la mañana. Por eso es importante empezar lo antes posible y mantener el ritmo.
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